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La alimentación en la Educación Inicial
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La educación es una tarea compartida entre la escuela y la familia, por lo que es necesario establecer un marco de relaciones claras basadas en la confianza mutua y en la comunicación. Esto en el marco de una alimentación adecuada y de calidad tiene una relevancia fundamental para el desarrollo integral del individuo.
Se debe partir de una visión integral e integradora que comprenda que las acciones del día a día de los niños, que sus rutinas y logro de hábitos -saludables- sobre todo en el acto de la alimentación, logren conectarse con el desarrollo de sus potencialidades tanto física, como cognitiva y socio emocional. En esta creación están implicados los propios niños y niñas, pero también los adultos y las formas de trabajo que unos y otros adopten, donde el diálogo, la conversación y el encuentro con el otro, pero también la negociación comunicativa, la confrontación dialógica o el conflicto positivo y constructivo emergente y la creatividad deben estar presentes.
Esto conlleva a cambiar la forma actual de percibir y actuar sobre el proceso de aprendizaje de los niños y niñas en la promoción de hábitos saludables en el nivel de educación inicial -en lo general- y reenfocar el acto alimentario -en lo particular.
Dicha planificación debe estar organizada en tiempos y espacios específicos, pero permanentes e inclusivos, que ofrezcan a los niños un marco de vida seguro para que, junto con su familia, puedan ir dando pasos en el camino desde la dependencia del adulto a la autonomía física, emocional e intelectual y que permitan a los niños y niñas organizar su propio tiempo, adelantarse a los acontecimientos, prever sus acciones, fortalecer el juicio sobre la auto responsabilidad y el autocuidado, pero a la vez sea suficientemente flexible y abierta para permitir incorporar a lo cotidiano la novedad, la sorpresa, los conflictos o problemáticas específicas que cada uno, a su tiempo, irá resolviendo, sin dar a priori nada por establecido. Así, lo cotidiano también crea, provoca y modifica los comportamientos y las formas de actuar de todos, y plantea nuevos interrogantes y problemáticas que van más allá del contexto escolar.
En el marco del Currículo de la Educación Inicial prescrito por el Estado venezolano, la adopción del aspecto lúdico en las situaciones de aprendizaje, requiere de la utilización de una pedagogía organizada con base a estrategias didácticas que valoren el placer de jugar y aprender. En este sentido, el/la docente como mediador(a) debe propiciar escenarios de juegos entre grupos que garanticen la interacción entre los niños y niñas, la comunicación y expresión oral artística y creativa, en un ambiente de apoyo que fomente la confianza y la creación libre.
Las actividades lúdicas planificadas en la acción pedagógica, son fundamentales para el desarrollo cognoscitivo e intelectual, y si se desarrollan en un ambiente de afectividad propiciarán la imaginación, la creatividad, pero en muchas oportunidades no se asocian -o se nutren- con el desarrollo del acto de la alimentación.
Esto se puede concretar mediante la alimentación-desayuno, almuerzo, la merienda y la lonchera, ya que el niño va recorriendo día a día, el complejo proceso de su identidad personal, evolución y progreso. Así, mientras come, muchos niños reviven y consolidan momentos anteriores de sus vidas y casi todos avanzan en destrezas por la imitación y el esfuerzo de realizar por sí mismo gestos y conductas que ven en los adultos. Además, en estos momentos, se desarrollan también las sensaciones más primitivas del gusto, olfato, tacto… que son la base de los esquemas de conocimientos más fundamentales.
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